Este cuento nos mostró que a veces olvidamos que todos somos diferentes entre sí, pero cuando comprendemos que las diferencias no nos hacen ni peores ni mejores que los demás, entendemos que todos merecemos ser queridos independientemente de las religiones, las ideas, el aspecto personal.
Así podremos mejorar nuestra convivencia en casa, en el barrio, en la escuela, en el mundo.
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